Los jinetes que anteriormente cabalgaron por los límites del territorio de las villas y el de la gárgola, se dirigen a galope hacia el sur. Las banderas blancas ondean igual que las crines de los corceles, los cascos bien herrados maltratan la hierva con su paso fuerte. Los jinetes pasan la línea divisoria que los separa de sus territorios, ahora se dirigen al sur; el viento sopla distinto, el metal resulta más pesado en tierra extraña y hasta los corceles aminoran la marcha.
EL jinete del casco de penachos que va a la vanguardia y lleva el portaestandarte de la cruz levanta la mano haciendo un tipo de señas a los que van en la retaguardia. El galope disminuye y ahora es sólo un paso leve. Avanzan por esas tierras extrañas para ellos, buscando entre los caminos, los árboles o las montañas algún emisario que los encause hacia la dirección a la cual deben llegar.
Comandante de las Villas