En las villas y pueblos

En una humilde choza de una aldea un campesino, con mano temblorosa y el aliento del hambre en los dientes, hace una marca con un rastrillo en el frente de su puerta. La marca no es más sino una simple cruz más vertical que horizontal (símbolo surgido casi por el azar de las formas) y el hecho de su aparición no indicaría nada excepcional de no ser por qué todas las casas de la aldea presentan el mismo símbolo en las entradas; allí no termina la anomalía pues en aldeas cercanas la misma marca se hace presente no sólo rastrillada en la madera sino escrita en las hojas, grabada en los escudos e incluso bordada en los calzones de los niños. Se cuenta, según los rumores de los hombres, que una nueva era de oscuridad se viene acercando, que la sangre va a correr y que las profecías que antaño cantaran siniestros oráculos se harán de nuevo realidad.

Se sabe también que los saqueos aumentan, que la violencia en los caminos no para y que a excepción de unas zonas gravemente militarizadas el mundo se volvió campo de guerra y tablero de juego de sombrías criaturas que sólo alimentan los mitos, la superstición y el oscurantismo. El camino del hombre fijó de nuevo el mismo rumbo que hace tiempo había establecido, como si de una ley natural se tratara; puso su fe en los símbolos para esperanza de un futuro mejor. Falsos profetas de los hombres ganaron su pan diario diseminando un culto hueco, y encabezado por la cruz y el fanatismo se pusieron a la tarea de oficiar nuevos reglamentos, nuevas imágenes y modos de vida. Los hombres, algunos, vieron la salvación en esta fe, y entregando su voluntad se armaban rústicamente sacrificando sus tierras, pero más que todo su voluntad por esa certidumbre falsa que la nueva liturgia les proporcionaba.

Posterior a esto, surgió un monarca, como del fango salen ciertas serpientes, y dándose títulos nobiliarios y sacros tomó la cruz en sus manos y la persuasión y con discursos de ese que sabe que quien oye está a punto de romperse terminó por socavar la voluntad e introducir en la médula del hombre el culto y esa quimera que se llama religión. Ese hombre que armado con placas y acero y marcado con la cruz pretendía ser el santo de la culpa no era sino una de esas otras sombras fabricando una pequeña zona más en el tablero de juego. Se construyeron barracas, se adiestraron en fiereza esos que un comienzo eran agricultores y ahora blandían sables húmedos de rojo, y estos susurrando con voz de harpía, el nombre de un supuesto sacro profeta, una cabeza de hidra en este bicho de quimeras, golpeaban sus escudos mirando al cielo; adoctrinados todos como estaban esperaban con ansias que empezara esa nueva era para darle ellos mismos fin. Y así se construyó un intrincado laberinto, simbólico, de pensamiento y piedra que acusaba propagarse como la enfermedad y endurecer aún más sus raíces.

Un hombre, ese Adan, camina a horas del atardecer sin preocuparse de los sonidos que hacia al romper las hojas secas del suelo con sus botas, y el repicar del metal y las mallas, como si tuviera centinelas incluso debajo de la tierra, este hombre, adulto aunque algo envejecido, se dirige lentamente hacia la bruma cercana .

Las villas y los pueblos es una región occidental situada en los márgenes de los centros de poder de los otros gobernantes, sometida en los últimos años a constantes ataques de bárbaros, saqueos y brutalidades. En una región asi la religión y la esperanza de una nueva fe es fácil de propagarse. Lo que se cuenta arriba ocurrió hace ya algún tiempo, pero las cosas cambiaron cuando se tituló un nuevo gobernante de la región nacido desde influencias postizas. Ese monarca que también se menciona arriba no es Adan, sino un humano llamado flavia, cabeza artificial de esa región independiente. Flavia, que también era supersticioso, pero sobre todo persuasivo, alcanzó el poder usando los consejos de Adan sobre el uso de la religión como herramienta política. En esa época se iniciaron sublevaciones en las principales ciudades de la región y la misma grey, junto con la guarda comprada por flavia, se tomaron los palacios, sacaron a los señores gobernantes y en vaticinio público los ajusticiaron por mal gobierno y corrupción. Posterior a esto Flavia se posecionó como cabeza reinante de la región, y estabilizando los desordentes reguló las fronteras contruyendo puestos de guardias, torretas y pequeñas fortificaciones en las márgenes, evitando de esta forma el paso de los bárbaros venidos del mar. La región está organizada en ciudades como centros de poder, a la manera del imperio romano, pero con la cabeza visible de flavia como gobernante. La principal ciudad es donde se encuentra el palacio de Lyor, anteriormente perteneciente a un señor que fue desmembrado al atar sus brazos y piernas a varias palmeras dobladas, luego soltandolas y dejando que la presión hiciera lo suyo. Es en esta región donde se encuentra Adan.

( Si hay algo que no se puede hacer, me dicen y lo corrijo; mi personaje principal es Adan, flavia es como un muñeco, una máscara)

PD: cualquier parecido con la realidad histórica cristiana es sólo un atrevimiento y una coincidencia.

Un grupo de cabaelleria 6 hombres en especifico toparon de frente con el individuo aquel. y uno dijo en voz alta.


-¡HEY QUIEN VA! Identifiquece en nombre del Veliratem. Somos de la guardia y buscamos a un fugitivo.

Un soldado le comento al otro. en voz baja.

-Es solo uno quiza tenga algo encima aparte de esa armadura podriamos darle la bienvenida a ese foraneo.

Ambos soldados rieron mientras los demas no le apartaban la vista.

-¡RESPONDA!



GUARDIAS DE LA ALIANZA

( Por ahora escribiré en tercera persona cuando postee a Adan, tal vez luego cambie a primera persona)

Así como Adan no disimulaba el sonido del metal golpeteando contra sí, los jinetes tampoco pudieron disimular el galopar de los cascos. Aparentemente Adan suponía que algo se acercaba pero no sabía con certeza qué o quien era. Miró a los jinetes uno por uno, gravemente armados, contemplo y analizó un poco la situación con expresión seria, a la mención de las palabras Alianza, y Veliratem, su ceño se fruncío más. Había cosas que no recordaba, otras que desconocía, pero aquellas dos palabras aparentemente le eran familiar. Sopesó las palabras del jinete, y liberando la tensión de su rostro dijo al fin:

-Bienvenidos sean caballeros a estas tierras, tierras que reclamaron hace tiempo ya nuevos monarcas y mejores tratos por parte de sus gobernantes. Confiezo que poco sé sobre el profugo del que hablan, e incluso desconozco de las alianzas que comentan, en esta zona sólo reina la fe en una mejor vida, para todos. Para mí sobre todo, sin embargo de mi bienestar depende el bienestar de muchos.

Si ustedes gustan - dijo esto Adan dirigiéndose a los jinetes- podemos ir a un burgo cercano, es algo modesto pero allá podrán calmar a sus corceles y calentarse la garganta con algún trago. Además caballeros, en estas tierras hasta los árboles tienen ojos, oidos e incluso aveces arcos, flechas y espadas. Sin embargo, si les es imposible esperar, hablaremos aquí mismo en medio de la bruma, en estas tierras que hace tiempo ya pasaron a otras manos.

Los caballos hacían berrinche con sus trompas, el sonido pesado del metal continuaba y las ramas de los árboles crujían de forma inexplicable. La bruma bajaba rápidamente, pronto el aire sería casi como el humo.

(PD: en el primer post puse un aparente error que aquí aclaro, el tiempo es altas horas del atardecer, osea cuando el sol se encontraba metido ya en las faldas de las montañas, Un saludo; aclaro otra cosa, el lugar donde se encuentra Adan y el espacio en el que se habla en el primer post sobre un nuevo monarca, no se refiere a todo el mundo, sino a una pequeña región, posiblemente en las fronteras, o tal vez algo más lejos que los territorios de veliratem, gargola negra, alianza, no sé quienes más sean )

Estando cerca al pueblo costero, un soldado detiene tanto al marinero como al otro hombre. Deténganse, dice el soldado, estas son las fronteras de las villas, región independiente, enuncien su destino y motivo, de lo contrario no podran ingresar. los pequeños fuegos de la aldea se encontraban encendidos, iluminaban la bruma salobre tan cercana al mar, se escuchaba el ruidaje de alguna festividad en el interior de la empalizada de madera que separaba el adentro del afuera del pueblo.

SOLDADO DE LAS VILLAS

Sediento y con un hambre de mil demonios , me haces esa pregunta soldado ? es que acaso no hay algo aquí para entretener a una mente atormentada ... mi destino aún no lo se, y los motivos , vengo en busca de la primera vanguardia , no habrás divisado a un grupo de jinetes ? , por favor dejadme entrar , tan solo busco una hoguera con algo tibio que comer .

El soldado, que como todos los guerreros de la región, era bien irritable e irascible tomo en un comienzo a mal las palabras del hombre que le miraba. Su desconfianza fue en aumento cuando notó que el hombre venía armado, y vestía armaduras como listo para entrar en combate. Estuvo a punto de sacar su espada y llamar a los demás soldados de la aldea costera cuando se percató de un símbolo que tenía aquel sujeto en un lado de la armadura, y el mismo más pequeño en la empuñadura de la espada. El soldado, como si recordara órdenes, o anuncias que le hubiesen hecho previamente en el regimiento quedó pensativo, hasta que al fin, iluminado su rostro y sorprendido le dijo al hombre:

-Disculpe usted señor mío por la impertinencia, sabrá que está en las fronteras de las villas y que mi deber es mantener al margen a cualquier invasor, atacante o bárbaro, no lo había indentificado previamente - dice esto mientras mira de reojo el símbolo, que es una cabeza de León-. Señor mío, continúa el soldado reverenciando, de usted se buscaban noticias en toda la región, nuestro gobernante Flavia y su consejero, mandaron mensajes a todos los regimientos con el talle del mismo símbolo que usted usa rogando por nuestra atención, por si alguna vez se presentase un hombre marcado de esta forma.

Nos dijeron que era bienvenido, que tenía pase asegurado por toda la región, hospedaje en las moradas, comida y montura por si necesitaba, pero que cuanto antes se dirigiera a la región central de las villas, al Palacio de Lyor, donde lo deben estar esperando Flavia y su consejero. Bienvenido sea usted, y por favor no comente esto con superiores o pensarán que no estuve atento a su llegada.

Dicho esto el soldado le señala la villa costera, diciendole que alli puede encontrar corceles, o carretas, y que de esta forma, si era posible, partiera cuanto antes al palacio de Lyor. En cuanto al marinero, el soldado se mantuvo con él exigiendole pasaporte, y lugar de destino.

El hombre extrañado siguió una calle arriba donde lo esperaba otro sujeto envuelto en ropajes, y escoltado por una pequeña guardia de lanceros. El sujeto dice: Es bueno verlo en estas tierras, lo estaban esperando hace tiempo, el señor flavia y su consejero Adan lo esperan en el palacio, esta guardia lo llevará directamente hasta allá, si ajustan el paso llegarán al anochecer a la ciudad y podrá entrar al palacio de Lyor, al mismo tiempo extiende la mano y le pasa un certificado en pergamino, al parecer una orden de paso, por si se presenta algún problema en el camino.

Finalmente dice: tiene usted alguna pregunta, o gusta partir de inmediato a la capital?

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Esto de acá abajo es en otro punto de la región, asi que no va con lo de arriba.
Adan, al ver que los jinetes no responden les dice son bienvenidos ustedes en esta región, Lyor es la capital, allí estaré si desean hablar, ahora si me disculpan debo atender unos asuntos pendientes; se mueve un poco hacia un camino al costado (aparecido de la nada?? XD), varios centinelas salen de su camuflaje en los arbustos y lo acompañan hacia una carreta, Adan la aborda y parte hacia Lyor.

Adan, ya habiendo llegado a la capital, pasea por los pasillos del palacio de Lyor, hasta que un emisario llega de prisa confirmandole que aquel al que estaba esperando tiempo a, está al fin en la ciudad; el emisario dice: Recien acaba de llegar mi señor, entró en la ciudad junto con el frío de la madrugada. Haciendo señas al emisario de que se retire, le dice de espaldas: - prepare la sala de recepción, no despierte a Flavia, debe estar cansado, y que nadie corra por los pasillos-

Adan baja las plantas del palacio y espera en la entrada, junto a dos grandes fuentes en las cuales las estatuas de un par de leones dan caza con sus garras a una serpiente. De la boca de los leones brota el agua, asi mismo de las héridas de la serpiente. El séquito llega a la madrugada escoltando al hombre del símgolo del león en su espada. Ëste al llegar cerca a la fuente ve con extrañesa el entorno, como si no lo reconociera y como si menos reconociese a Adan.

Adan finalmente lo mira y le dice con los brazos abiertos: Amigo mío, finalmente llega usted a esta región, largo tiempo pasó desde nuestra última reunión juntos. Geralt amigo, qué pasa- dice Adan- observando el rostro de desconcierto que el sujeto tenía.
-ya sé, debe estar cansado por el viaje, un poco desorientado, es lógico, la bruma de este lugar para los extranjeros resulta dañina; a mí me hizo un poco de daño recién llegué, jajaja, pero vamos, tengo un banquete preparado para usted dentro del palacio, es tiempo de hablar largo y tendido, hasta el amanecer, pues son muchas las cosas que debo informarle.-
Dicho esto tanto Adan, como el supuesta Geralt, ingresan al palacio y en la sala de recepción está servido un bello banquete, repleto de frutas de colores opacos, sopas humeantes, y carne en tazones, asi como copas llenas de líquidos rojos con el olor del vino. Mientras geralt mira todo extrañado, Adan le indica la mesa y el asiento y le dice:

- Amigo Geralt, tiempo ha pasado de la última vez, tome asiento, adelante disponga este alimento que los viajes largos cansan el cuerpo, beba en abundancia que la garganta se seca cuando no se conversa por tanto tiempo con amigos, yo lo acompañaré con un trago, no con la comida pues a estas horas me resulta insoportable. Dejeme pensar, la última vez que nos vimos fue en..., si en Chipre, lo recuerda, al sur, navegando unos días en el mar interior se llega a esta bella isla repleta de olivos- Ante la mirada de extrañeza de Geralt, adan continúa más enfáticamente. -No recuerda usted?, defendimos juntos la plantación de olivos del asecho de los bárbaros del este, no me diga que no lo recuerda, tampoco recuerda las promesas de justicia que hizo!

Recuerda que dijo que un día volvería a este gran continente, expulsaría los bárbaros y haría un mejor gobierno lleno de gloria. Recuerda también que nos separamos cuando usted argumentó que debía ir al este pues su tierra natal estaba sufriendo una purga horrenda, por cierto qué paso con ello?, vamos amigo, no me diga que se le ha olvidado todo. Yo que sí tomé en serio las promesas, volví a este continente y míreme, consejero real del regente de estas tierras, unas tierras que pretenden ser mas justas.

Adan se sienta a la mesa, agarra una copa del liquido rojo y bebe un poco, esperando la respuesta del extrañado Geralt, aturdido por tanta informacion,.

-Amigo Geralt, me temo que el descanso debe esperar para momentos menos apremiantes, debo contarle todo lo que acontece en la región, y debe ser esta noche, antes del amanecer, pues con los primeros rayos de sol debo partir a las fronteras a arreglar asuntos pendientes con los vecinos del este. Veo que se ha alimentado correctamente, qué ha bebido a su antojo, seguro el vino le recompondrá las fuerzas.-

Adan camina por la habitación bellamente amueblada, se acerca a un ventanal colosal cuya vista da al oriente. El paisaje está manchado de la bruma salobre característica de la región, sin embargo a lo lejos se ve una nube negra que extrañamente nace del suelo y se eleva unos cuantos metros.

Geralt, verá, cuando llegué esta región era un caos, cada ciudad iba por su cuenta, la regian tiranos de escaso seso, corruptos buscando sólo su propia seguridad. El pueblo estaba diezmado, maltratado, casi muerto. Yo tuve una visión, un ideal, una epifanía, como quiera llamarlo; hacer de esta tierra un espacio habitable, un lugar digno ; Salvar a esos pobres seres que estaban demacrados por la peste y la violencia, y después de un tiempo de hablar, conocer y actuar lo conseguí. Aunque las villas prospera por su tierra fertil y los bárbaros que vienen del oeste son retenidos en las fronteras, los vientos del oriente llegan oliendo a sangre y discordia, no sé hasta cuando esta región pueda mantenerse al margen del resto de conflictos del continente; Flavia gobierna poco y gasta mucho, creo que optó de nuevo por el camino de la corrupción, de seguir así, se deberá tomar medidas...

Geralt escuchaba atento, otras veces parecía irse como buscando en su memoria alguna imagen familiar ; ¿ Habrán hecho efecto las palabras de Adan, tendrá ya alguna pista de quien es?

Hace tiempo que di la orden de que se lo buscara y se estuviera atento a su aparición amigo, allá en las fronteras, pensando que el destino, o su orientación lo traerían hasta acá. Ahora amigo Geralt, sé que es pronto, que no ha podido descansar ni pensar en lo últim que ha pasado, pero debo pedirle compromiso y fe con esta región. Quiero que usted se haga cargo de una milicia encargada de patrullar las zonas orientales. Quiero que despierte esas promesas de justicia y de poder; si las cosas van bien podremos ir a su tierra natal, en un futuro próxima, con un séquito de soldados, y expandir esta región para que así su patria sea segura de nuevo.

Dígame si acepta, espero que si, el tiempo se acorta, los vientos soplan fuerte, y no sé si yo pueda solo en estas tierras.

Adan sigue mirando por la ventana, hacia el hilo de humo negro. Se aleja, mira a Geralt, nota su semblante cansado, está silencioso y pensativo. Adan se dirije a la puerta, la abre, al parecer llama a alguien porque en un segundo un hombre llega a su encuentro, se alcanza a escuchar en un murmullo; ellos han llegado, prepare la recepción el la otra bóveda. Después de esto vuelve a entrar en la habitación, cierra la puerta, mira a Geralt que sigue con la mirada clavada al suelo pensando. Adan se sienta en la silla, las luces de las velas le dan en la cara creando claroscuros y difuminando su expresión. -Geralt, qué dice usted?- dice Adan.

Adan escucha atento la respuesta de Geralt, agarra una copa de la mesa y juguetea con ella en la mano mirando cómo el líquido se mueve dentro. Finalmente cuando Geralt termina su respuesta adan comenta:
-Amigo, es cierto, sin embargo no es que yo sea una gran persona, o un superhombre, simplemente deseo un lugar cómodo para vivir y que otros vivan. En lo que refiere al ejército, es cierto, algunos cuantos están faltos de entrenamiento pues se formó hace poco, sin embargo los soldados que defienden las ciudades principales de la región están bien entrenados. Como usted lo menciona, sí podría encargarse del entrenamiento de algunas de las tropas, si...- Adan calla un momento y se queda pensativo, continúa después de pocos se gundos - Si, si podría hacerlo... entrenar unas buenas tropas, pero no acá no, no en esta ciudad, esta ciudad tiene a mi guardia personal y a la del rey, ambas leales a mí. Es en las ciudades de la periferia donde puede que el entrenamiento en militancia no se haya impartido bien y allí es donde, amigo si usted lo desea debe ir-

Adan se pone de pie, va hacia un escaparate de madera y busca en su interior unos papeles; deposita algunos encima de la mesa. -Estos documentos legalizan la disposición de comandancia hacia usted amigo geralt,dice Adan, deberá leerlos, y firmarlos para que no existan problemas burocráticos en el futuro. En unos minutos tendré una reunión con la gente venida de la gárgola negra, un territorio situado en el desierto; la recepción se hará en las catacumbas, si gusta puede acompañarme, sino y posiblemente sea lo mejor, descanse, reponga fuerzas, lea los documentos y encaminece a primeras horas del amanecer hacia alguna ciudad del oriente para iniciar el entrenamiento de las tropas y milicias que allá se encuentran. -

-La reunión con los de la gárgola será en las catacumbas, en los subsuelos del palacio; si desea descanzar sus habitaciones están en la planta superior. Antes de ire al amanecer pase por las armerías, pula y afile sus espadas, corrija las placas de las armaduras y salga con una escolta de jinetes de esta ciudad hacia la ciudad donde desee dirigirse.-

Despues de esto Adan sale de la habitación donde se encuentran, baja por escaleras de caracol, se mete por pasadizos hasta ingresar a los subuselos del palacio, allí llega a donde será la recepción para los de la gárgola.

https://lanuevaera.activoforo.com/t18-recepcion-en-las-catacumbas-de-lyor-para-el-comandante-de-la-gargola

A la ciudad capital llega un jinete galopando extenuado pero presuroso, diciendo con fuerte voz que trae un mensaje desde las fronteras. El chisme se propaga rápido por toda la ciudad y por el palacio, dentro del cual Adan, avisado, baja las plantas de la construcción hasta la fuente que hace de entrada y en esa zona recibe una bolsa de cuero del jinete, que pálido y tambaleante siente al menos la satisfacción de que su misión pequeña y efimera se cumplió. El jinete se aleja haciendo reverencia y Adan saca, allí mismo, de pie, con el sonido del agua jugueteando en la fuente, los pergaminos del interior de la bolsa. Los ojea, los lee un rato, su rostros se le ilumina, sonríe por un segundo y se torna serio al siguiente.

Segundos después da la orden que se encille su montura, que se disponga de la guardia real y que se marchen enseguida por el camino hacia las fronteras. Y asi se hizo, Adan, junto con un séquito cabalga hacia las márgenes orientales del territorio que colindan con los territorios de la alianza y los de la gárgola negra. La noche, densa y brumosa, agita los corceles que asoman sus cascos en la tierra en su galope de escuadra. Por el camino se ven algunas carretas que cargan alimento, y soldados que se movilizan por todo el territorio, prenden las alamedas, refuerzan fosos y trincheras, fortalecen pequeñas murallas internas y cavalgan de una villa a otra. Pronto llegarán a la frontera.